Yo Adentro, Yo Afuera
Todo cuanto ocurre con el tiempo se vuelve habitual y cotidiano. Sin embargo, no siempre, o más bien dicho casi nunca, nos preguntamos, por qué ocurre cierta situación o por qué es así tal cosa. Nosotros damos por sentado que somos seres humanos, podemos pensar, sentir y movernos a voluntad por este mundo, tomando las decisiones que deseamos tomar. Pero, ¿será que todo esto es verdad? Algunos filósofos como Descartes, prefieren el escepticismo antes que el conformismo popular, y es por ello que han llegado a dudar incluso de su propia existencia.
A veces tenemos pensamientos fuera de la realidad y al ser capaces de darnos cuenta de que soñamos despiertos, al tener esta conciencia de distinguir lo real de lo irreal somos conscientes de algunos cambios que necesitamos realizar en nuestra vida o de proponer nuevas metas a realizar para nuestro propio crecimiento, además al aceptar que somos seres en constante cambio obtenemos la capacidad de madurar.
René Descartes planteó la hipótesis de que todo lo que consideramos real pudiera ser simplemente un sueño. Proponía que vivimos en una realidad que no existe.
Fernando Savater analiza esta proposición de Descartes, pero cae en la cuenta de que a pesar de que seamos engañados y nuestra realidad no sea lo que parece, no podemos ser engañados en un aspecto: nuestra propia existencia. Descartes, dudó de todo cuanto le rodeaba, incluso de su propia existencia. Su célebre frase "Pienso, luego existo", afirma que primero debemos de poseer la facultad de no sólo razonar, sino también de dudar, equivocarnos, soñar, percibir, en general, un amplio espectro de procesos mentales, antes de poseer declarar como verdadera nuestra existencia.
Al afirmar la existencia del yo, se está proclamando la existencia del alma. "Yo soy yo porque me mantengo a través del tiempo y porque me distingo de los otros. Soy consciente de cuanto ocurre a mí alrededor. Mis sensaciones y percepciones son mías, son parte de mí y de quién soy, al igual que mis recuerdos de toda mi vida y mis expectativas a futuro. No sólo tengo conciencia sino también autoconciencia.
A pesar de ser un alma, uno no está flotando en el aire como un fantasma. La interiorización personal está ligada a una exteriorización en el mundo. A esto le llamamos cuerpo. Existen distintas posturas de lo que es el cuerpo. Algunos afirman que es una especie de cárcel de la cual sólo nos liberamos al momento de morir, mientras que otros dicen que estamos encerrados dentro de un cuerpo al que debemos de manejar y dirigir, otros piensan que es su templo y en otros casos hay quienes lo definen como su vehículo para transitar por la vida terrenal.
Entonces surge la pregunta, si nuestro verdadero ser se encuentra dentro de nosotros, ¿Dónde lo podemos localizar? Los científicos afirman que en la glándula pineal, en esa diminuta estructura cerebral se encuentra nuestra conciencia que no es más que un sistema de neuronas trabajando. No obstante, simplificar a tal grado lo más humano, personal y complejo del hombre, resulta en un reduccionismo fatal.
Cuando utilizamos la palabra yo, se nos da la oportunidad de descubrir lo que nos puede dar una fijación, estabilidad y duración. Esto nos ayuda a que la imaginación funcione, de que yo existo, nos brinda una seguridad de la existencia aquí en la tierra, la existencia de nuestro yo, ya que Descartes dice que cuando decimos yo, nos conectamos con nuestra alma. Descartes creía que el yo y el alma significaba lo mismo. El yo nos brinda cierta identidad, algo que permanece y dura entre nuestras sensaciones, deseos y pensamientos.
Aunque constantemente estamos cambiando, evolucionando año tras año, algo sigue permanente, mantenemos el mismo el interior; y este solo cambia de acuerdo a las experiencias que estemos viviendo. Lo que nos ayuda a notar estos cambios es darnos cuenta de nuestra realidad, en otras palabras de tener conciencia.
Podemos concluir afirmando que así como existe un yo interno, el cual navega por un mar desconocido donde se encuentra nuestra conciencia con todo su repertorio de complejidades, existe un yo externo, que no por ser tangible es menos complejo, el cual se manifiesta en el mundo externo. Ambos están conectados entre sí, siendo el cuerpo el funcionamiento de mi alma, que resulta siendo mi propio y único experimento, el cual es el explorar el mundo que me rodea, así como el mundo el cual yo rodeo.
El alma al ser un espíritu y el cuerpo a ser una especie de maquina, responderán unidos a las emociones tanto de dolor o de placer, por que van unidas en nuestro cuerpo y encierra un conjunto que nos permite ser personas con capacidad de ser libres en una realidad.
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